No tiene tanto que ver con el futsal, pero lo escribió nuestro amigo Pablo Isi, nos gustó y lo publicamos, en la proximidad del partido que el único país sudamericano sobreviviente en el Mundial sostendrá con Holanda. Disfrútenlo
El fútbol, como la vida, de tanto en tanto nos pone a prueba. Nos saca los grises de la paleta y nos da la opción de jugarnos por blanco o negro, cara o cruz. A veces, del acierto depende la felicidad o la tristeza, la de nosotros, la de nuestros afectos, o la de miles de personas que esperan que nuestra decisión sea la correcta.
Por una de esas encrucijadas pasó Sebastián Abreu hace unas horas al patear el último penal de la serie entre Uruguay y Ghana en los Cuartos de Final del Mundial de Sudáfrica.
Del penal de Abreu dependía la victoria de Uruguay, la concreción de la hazaña histórica de los celestes de romper la sequía tras 40 años de ausencia en las semifinales de un Mundial de Fútbol. Pero para el Loco, lo que estaba en juego era mucho más que eso.
- La va a picar, le digo a Camilo.
- Cómo la va a picar papá? Es el último penal…
- Te digo que la va a picar !!! Lo que vos quieras te juego! Si no la pica… mañana no miro el partido de Argentina…
Y ahí fue el Loco Abreu, caminando lento, a lo uruguayo, con la mochila cargada de cuatro décadas de frustraciones del fútbol de su país… La acomodó, miró al arquero, y pateó el penal más trascendente de su vida, y el más importante de la historia del fútbol charrúa…
El penal fue gol… pero lo más importante no fue eso…
Abreu tuvo que decidir en esos segundos si su locura para disfrutar del fútbol seguía invicta, o si esa alegría que fue la bandera más notable en su carrera de jugador de fútbol, debía ceder ante la solemnidad del momento, ante la necesidad de estar a la altura de la historia y asegurar el penal de un puntinazo.La falsa disyuntiva de ganar o disfrutar, nunca tuvo un momento de mayor notoriedad y nunca pudo mostrarnos una respuesta tan contundente: ganar disfrutando!
Ganó Uruguay con el penal de Abreu, picado apenas para que la pelota entre dando saltitos por el medio del arco, donde un segundo antes estaba el gigantesco buen arquero de Ghana.
Ganó Uruguay y está entre los mejores cuatro seleccionados del mundo, pero además ganó el fútbol y más aún, ganó el ejemplo de sostener los principios ante cualquier coyuntura por más dramática que parezca.
Ganó la alegría, la desfachatez de no rendir las convicciones ante nada, de no bajar banderas aún a costa de los grandísimos riesgos que se corran. Abreu sabía que si el arquero se quedaba parado en le medio del arco y atajaba ese penal, los diarios del mundo iban a hablar de la canchereada, de la irrespetuosidad, de burlarse de los sentimientos de todo un pueblo que esperaba ese gol para salir a festejar tras 40 años de abstinencia.
Sebastián Abreu nos tapó la boca de belleza, coraje y admiración, y ante él, suplente de un equipo que llegó como cenicienta a Sudáfrica 2010, nos sacamos el sombrero los que queremos seguir disfrutando de la magia en una cancha de fútbol.
- Cómo sabías que la iba a picar papá ??? – pregunta Camilo sorprendido...
- Porque está loco hijo, y sin los locos nos moriríamos de tristeza, en el fútbol y en la vida, que son lo mismo…
Y entre nosotros… sino la picaba, me moría…
PABLO ISI
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