julio 01, 2010

«La barrera idiomática era un trauma»


Alberto Coronel cuenta su singular experiencia en el futsal de Kuwait.

Recién llegado a la Argentina, Beto Coronel habló con La Voz del Futsal luego de su inédita experiencia como entrenador del Al Salmiyah, un equipo de Kuwait.
-El balance es altamente positivo desde lo humano y lo deportivo. Allá jugamos dos campeonatos. El primero fue de adaptación y así y todo, perdimos contra los dos primeros por un gol, en partidos muy cerrados. En el otro torneo, que fue a eliminación directa, llegamos a la final y si no la ganamos es porque una desconcentración nos llevó a la derrota en un par de minutos.
-¿El campeonato era oficial?
-No, aunque sí estaba autorizado por FIFA. Yo agarré un grupo de jugadores que llevó la empresa que también me contrató a mí. Eran casi todos nacidos en ese país, cone excepción de Nica y Ferreyra, a quienes ya conocía de Argentinos.
-Si te fue tan bien, ¿no daba como para quedarse allá?
-El contrato era por un año y había una clásula para poder rescindirlo al tercer mes. Como allá no iba a haber más torneos oficiales, se cortó. La relación quedó muy bien y me podrán volver a llamar o no, eso por el momento no lo sé.
-¿La plata que te dieron no era como para despreciar la oportunidad?
-Y... Kuwait es un país muy poderoso en lo económico. Los valores son totalmente diferentes a los que se manejan en nuestro futsal. Además, el acuerdo que hicimos se respetó al pie de la letra, nunca me hicieron faltar nada.
-¿Hubo algo negativo?
-La barrera idiomática era un trauma. Las reuniones de planificación se complicaban mucho. Había un traductor, pero lo ideal era que lo hubiese llevado uno. En un diálogo donde se hablaba en árabe e inglés era imposible entender algo, no se traducía en forma correcta.
-¿Qué es lo que más te llamó la atención?
-En un país tan chico, cuya superficie es la mitad de Tucumán, hay tres millones de habitantes y sólo un millón nació en Kuwait. El resto son extranjeros con contrato de trabajo: de la India, Irán, Pakistán. Los emplean como servidumbre y personal de limpieza. El trato humano hacia ellos es desigual. Eso no me agradó.
-¿Algo más te sorprendió?
-Lo extremadamente religiosos que son. Pero eso sí: muy respetuosos. Y otra cosa que no me gustó es la informalidad que tienen a la hora de cumplir horarios.
-¿Te obsesionaba saber cómo estaban las cosas acá?
-Por supuesto. Estaba siempre conectado a internet. Me comunicaba en mayor medida con Osvaldo Yankillevich y con la gente de Argentinos.
-¿Vas a volver a dirigirlo?
-Por ahora seguirá Chupete (Carfagna) y yo supervisaré toda la actividad. Es un amigo y me dio una mano muy grande. Sólo tengo agradecimiento hacia él, tanto como a los jugadores y la gente de la disciplina, que hizo un sacrificio enorme. Más adelante, cuando termine el Apertura, veremos qué pasa.
-¿Qué tan nervioso te ponías a la distancia?
-Era un tema complejo, porque uno tenía una responsabilidad inmensa y se sentía incómodo al no estar cerca para ayudar. El equipo no estaba bien de promedio y eso acrecentaba el nerviosismo. Por suerte, la campaña fue mejorando y hoy el panorama cambió.
-¿Alguna vez estuviste a punto de largar todo y regresar?
-No podía hacer eso, pero hubo un par de semanas muy duras, cuando terminó el primer torneo y no se sabía si el proyecto del Salmiyah continuaba o se terminaba por problemas políticos de la institución y de la empresa que nos llevó. El hecho de no haber clasificado para las finales trajo una incertimbre grande, ya que ahí estaban depositadas las expectitivas de ellos.
-¿Y las tuyas?
-Lo mío pasaba por tratar de capacitar jugadores pero era difícil porque a su vez, existía la obligación de pelear el campeonato. Parecía que al segundo mes se terminaba todo y eso se sintió en todos los órdenes del club. Estábamos todos muy mal. Por suerte se solucionó y el próximo torneo permitió que el proyecto no se fuera a pique.
-¿Qué pasaba por tu cabeza cuando Argentinos perdió tantos partidos consecutivos?
-Me generó una gran preocupación, aunque como ya dije, la cuestión se revirtió. Ahora estamos cerca de entrar a los playoffs. Ojalá se dé. No es nada imposible.

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