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Junto a Ferro, Boca es hoy uno de los punteros del Clausura. Claro, habrá que esperar qué sucede esta noche con River -visita a San Lorenzo-, el único equipo que conserva su puntaje ideal.
Anoche, los xeneixes vencieron a Hebraica con justicia. Lo hicieron por 4-3, si bien la victoria pudo ser más holgada si el local no hubiera desaprovechado gran cantidad de situaciones de gol generadas en los dos tiempos. En eso, mucho tuvo que ver Fernando Poggi, el arquero adversario, quien se encargó de neutralizar cuantiosas chances fabricadas por Boca.
Insulflado por el 1-1, Hebraica lució mucho mejor en el comienzo del complemento. De la mano de los hermanos Edelstein, Pastor y Birencwaig -su cuarteto más activo- se le animó a Boca y le dio vuelta el partido con el misma fórmula (pero a la inversa) del primer gol. Esta vez, Matías Edelstein asistió a Pastor y el ex Primera Junta batió a Guisande llegando por el palo contrario: 2-1.
Tocado en su amor propio, el local reaccionó a partir de la desventaja. La presión surtió efecto y en sólo un minuto (entre los 6' y los 7') volvió a darlo vuelta. El 2-2 llegó merced a un tiro libre de Custodio y el 3-2, cuando Luis González sometió a Poggi luego de un pase-gol del propio uruguayo.
Pero Boca volvió a retrasarse, empujado por un rival que siempre dio pelea. A los 10', el menor de los Edelstein se perdió un gol increíble. La fórmula, había sido idéntica a la de los dos tantos anteriores: pase al segundo palo (y otra vez de Pastor). Pero a los 14', llegó el 3-3 convertido por su hermano Gabriel de tiro libre.
Boca nuevamente acusó el impacto, se adelantó en el rectángulo y un minuto más tarde, Baptista logró el que sería el 4-3 definitivo, mediante un disparo esquinado que sorprendió a Poggi.
Boca nuevamente acusó el impacto, se adelantó en el rectángulo y un minuto más tarde, Baptista logró el que sería el 4-3 definitivo, mediante un disparo esquinado que sorprendió a Poggi.
Hebraica intentó la "heroica" de colocar a Gabriel Edelstein en el arco. Pero el equipo de Noriega sintió la falta de recambio, a diferencia de un rival mucho más completo numéricamente. Eso le dio más mérito a sus ataques finales, ya que con limitaciones y todo, logró que Guisande pasara algunos sofocones.
Al final, el que tendría la situación más clara sería Boca, con una sexta falta a su favor a sólo cinco segundos de la chicharra, instancia en la que Poggi volvió a lucirse tapándole el tiro a Farina.
LOS CAPRICHOS DE LA ELECTRÓNICA.
Se aproximaba la mitad del primer tiempo y el tablero electrónico comenzó a fallar. Esto hizo que las quejas recrudecieran sobre el cronometrista, hasta que se dispuso que se jugara con reloj manual, dejando el tablero inactivo. Como en la tribuna todavía no todos estaba al tanto del cambio, alguien exclamó "¡el relooooj!" desde el sector de Hebraica. A lo que el árbitro Rassullo, irritado, replicó: "No se juega más con el reloj, dejá de gritar".
En el banco visitante, Nicolás Noriega escuchó sorprendido la reacción del juez, y le hizo notar su desacuerdo: "Dedicate a dirigir, ¿por qué tenés que contestarle a la gente?". Todo quedó ahí y en el segundo tiempo, por suerte, el tablero volvió a funcionar.
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