La gran cosecha personal de Sergio Di Fiore dos fechas atrás, vino acompañada de una categórica victoria de Atlanta, que venció a Los Andes 8 a 0 con cinco goles del citado futbolista: “Fue muy linda esa noche. Meter esa cantidad de goles en un mismo partido no se da tantas veces, así que quiero disfrutarlo junto a los chicos”, señaló el autor de los cinco tantos bohemios. “Es la primera vez que la emboco tanto, ojalá se siga repitiendo, aunque sé que no va a ser tan simple”, agregó Di Fiore, que totaliza 22 tantos, uno menos que el Popi Romero, el máximo artillero del equipo.
“Es complicado salir a la cancha sabiendo que ya no peleamos por ascender -indicó, con respecto a que las expectativas de llegar a Primera ya se han evaporado-. El objetivo de alcanzar por lo menos la Promoción estaba al principio y si bien todavía hay chances matemáticas, sabemos que son muy lejanas”. Acerca de la campaña del equipo de Villa Crespo opinó: “Arracamos bien, pero después el plantel se fue acortando por lesiones y compañeros que dejaron de venir. Así que hay que seguir como se pueda de acá hasta el final, con las ilusiones de armar un grupo nuevo para el año que viene”.
Pese a su sentencia, el propio Di Fiore no sabe si seguirá vistiendo la misma casaca: “No depende de mí. Yo soy jugador de Pinocho y tendría que hablar con ellos. Si fuera por mí, me quedaría con gusto, porque me trataron como en mi casa. Sería maravilloso seguir acá”.
La historia de Di Fiore en el futsal no es la más común, pues llegó de grande a la actividad. Y el equipo que eligió para hacer su ingreso, fue nada menos que el multicampeón de la disciplina. “Me animé a ir porque me mudé enfrente -contó-. Además Santi Elías es mi amigo de toda la vida. Ya tenía 21 años cuando empecé en futsal. Me fui a probar porque sí, no pretendía quedar ni nada. Jugamos un amistoso en tercera, no recuerdo contra quién. Estaba Rulo Roberto como técnico. Fue extraño, los chicos se movían para todos lados y yo, que nunca había jugado futsal, no sabía qué hacer. Pero le puse mucha voluntad, el técnico lo vio y gracias a eso me dio la oportunidad. Cuando me dijeron que volviera no lo podía creer, era como que no caía. Elías, con el que jugábamos al baby en Martelli, siempre me hablaba de ir a Pinocho. Lástima que le di bolilla tan tarde. Si hubiera ido antes quizás hubiera sido otra la historia”.
Di Fiore hizo casi toda su carrera en tercera división: “Jugué en primera muy pocos partidos. Tuve la suerte de convertir en mi debut, contra Allende, donde los titulares no fueron incluidos porque ya estaban clasificados para los playoffs. Me acuerdo que hice el gol, me di vuelta y me vino a abrazar Martín Amas, que estaba en la cancha. Pablo Fernández también me abrazó y fue una emoción increíble. También viajé a Bolivia por un torneo amistoso. Fue una experiencia bárbara. En Pinocho hay gente muy buena y siempre les estaré agradecido por lo que me hicieron vivir”.
A principio de año, llegó el cambio de aire: “Allá era muy difícil jugar. Tienen un plantel espectacular. Eran doce jugadores que tenían que jugar. Entonces preferí ir a otro lado para ganar experiencia. Javi Le Pera es conocido de Leo Magarelli y me contactó con él. Hice una prueba y quedé. Si algún día me toca volver a Pinocho sería un sueño, pero ahora me debo a Atlanta”.
Sobre su institución actual, concluyó: “Atlanta es más cancha de once y mucha atención al futsal no le prestan. En la actividad todo se hace a pulmón: la ropa, los entrenamientos... Hace poco cortaron la luz y tuvimos que alquilar una canchita de sintetético para practicar. No es fácil. Pero el grupo está muy bien, Leo (Magarelli) y Santi (el PF), son unos fenómenos y me recibieron diez puntos”.
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