Diego Calderón grita su felicidad con toda la furia. El “Bebu” fue el autor del 4-3 que le dio la victoria a los Verdes.
Esta vez, los estados de ánimo con respecto a la primera fecha se invirtieron. Caballito, se quedó con toda la alegría. River, con toda la bronca. El motivo, fue un partido electrizante, vertiginoso y repleto de incertidumbre. De gran ritmo, de mucha ambición ofensiva y de situaciones de gol por doquier.
En definitiva, los tres puntos quedaron en manos del local, que llegó al triunfo gracias a un gol de Diego Calderón a dos minutos de la chicharra. Pero el equipo de De Nicola no pudo celebrar hasta que la pitada de Viñas decretó el epílogo. Porque River –que puso al Chino Cabral como arquero- lo arrinconó contra el arco de Gómez y no dejó que se relajara ni en el último segundo.
Después, sí, el frenesí se apoderó de jugadores, cuerpo técnico e hinchas del Verde. Atrás, había quedado un encuentro con sensaciones encontradas. Los de River, dijeron que no merecieron irse con las manos vacías. Los de Caballito, que no tenían que haber sufrido tanto. Y aunque los dos contaron con argumentos sólidos como para afirmarse en sus respectivas opiniones, la única verdad es que a la hora de convertir, el local fue apenas más eficaz. Lo suficiente, como para ser el ganador.
El resultado parcial del primer tiempo fue 3-2 para los Verdes. Después, River llegó al empate a través de un penal. Los minutos que siguieron fueron de un tremendo ida y vuelta. Y a los 18’, la balanza se inclinó para Caballito, que encontró en los pies de Calderón (remató cruzado desde la izquierda, venciendo la estirada inútil del arquero millonario) el 4-3 que cerró un partido que no defraudó las expectativas.
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