Efectivamente, el futbolista de la derecha viene desempeñándose semana tras semana en la división preliminar, y no porque en su caso esto sea la antesala de dar el salto hacia primera (donde ya jugó con frecuencia hasta el año pasado) sino porque siente una irrefrenable pasión por el fútbol. Cuentan quienes lo conocen, que no sólo juega al futsal (y lo hace pidiendo el cambio apenas lo justo y necesario) sino que además se prende en cuanto campeonato ande cerca, inclusive en cancha de once.
Además, su entusiasmo alcanza la dirección técnica, pues es el entrenador de todas las inferiores de Villa Argentina -antes de la llegada de Gastón Sabadín conducía también los dos categorías superiores-, desempeñando también esa función en el baby de la entidad de Gerli.
Sin dudas, una caso realmente inusual. Para admirar y para aplauidir.
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