abril 26, 2012

«Yo sé que con el futsal no me voy a salvar»


Luego del empate ante Estrella de Maldonado y en la previa a su primer triunfo del año, contra Alvear, dialogamos con Rodolfo Fabián Ponce, el técnico de Villa Argentina. 

Villa Argentina rescató un punto frente a Estrella de Maldonado a falta de 14 segundos. Sin embargo, su técnico Fabián Ponce no estaba del todo conforme: “El empate es justo, pero me pone mal que antes, cuando logramos empatar 2 a 2, enseguida nos metieron el tercero. Nos desconcentramos y nos cuesta mucho mantener los resultados. Acá si te descuidás un segundo, chau, sos boleta”.
Ponce habló de las chances de su equipo en el campeonato: “Tengo la desventaja de que nuestra cancha es muy chiquita. Entrenamos y somos un flash. Pero cuando vamos a otras canchas, nos matan. Así y todo creo que estamos para luchar por el ascenso. Los gente de los demás equipos al final de los partidos me dicen: ‘Tenés unos monstruos’. Eso me da confianza. Lo que pasa es que los pibes se ponen locos y este es un juego de paciencia”.
Villa Argentina es uno de los clubes más humildes del futsal. Su plantel está compuesto por jugadores de clase media-baja, lo mismo que su técnico: “Todos los chicos laburan. La mayoría se levanta a las siete y trabaja doce horas. Yo también lo hago, en una fábrica metalúrgica. A las 5.45 arranco. Lo bueno es que a las 3 de la tarde ya estoy libre. Pero cuesta mucho dedicarse al futsal. Entrenamos tres veces por semana; dos veces tenemos la cancha y la otra vamos afuera. Pero si no entrenás te pasan por arriba los rivales. Igual, si lo hacemos es porque nos gusta”.
Ponce indica que por ahora, ni sueñan con cobrar por jugar: “Este deporte no te deja ganancia. Más todavía, si tenés que alquilar cancha como nosotros. Un alquiler sale 600 mangos. Si no tuviéramos que pagar esa plata, nos quedaría para comprar medias, pecheras o lo que sea... Pero no se puede. Yo, en diez años de carrera, jamás cobré un peso. Y ahora tampoco. Estoy porque me gusta”.
A propósito de sus aspiraciones en la actividad, se sincera: “Si algún día aparece algún club para dirigir lo pensaré. Pero yo sé que no me voy a salvar con esto. Eso sí: tuve la suerte de salir campeón y jugar una Copa Libertadores y espero que a alguna vez a estos chicos les pase lo mismo”. Ponce se refiere al título que logró con Villa Modelo -el club en el cual empezó su trayectoria- en 2002: “Fue un mano a mano con el famoso River de Trama. Estuvimos 13 fechas sin perder cuando todos decían que jugábamos por el segundo puesto. Eso fue lo mejor que me pasó en el futsal: ser campeón con un equipo de barrio, compitiendo contra  clubes que eran realmente pesados. Tampoco me voy a olvidar del día que canté el Himno en otro país; es el día de hoy que lo recuerdo y se me pone la piel de gallina”, apunta, en relación a aquel sudamericano que Modelo disputó en Chile.
Asimismo, los momentos menos gratos de Ponce en el futsal, están vinculados con una severa sanción sufrida en 2006: “Me la agarré con un pobre árbitro, le tiré la camiseta en la cara y me dieron 15 fechas de suspensión. Nunca me crucé más adelante con él para disculparme. Ese año fue terrible para Modelo, porque ni siquiera íbamos a entrenar. Nos dirigía Kike Ocampo. Yo ya entraba fastidioso a la cancha. Recién pude volver al campeonato siguiente. Jugué un tiempo más en Modelo, después en Villa Argentina y me retiré en Dock Sud”.

"YO JUGUÉ EN LA SELECCIÓN DE FÚTBOL PLAYA"
La sinuosa carrera de Ponce viene con una sorpresa sobre el cierre de la nota: “Créase o no, jugué en la Selección de Fútbol Playa. Es cómico, cuando lo cuento, se ríen. Un día fui a cortarme el pelo y una persona que conocí en la peluquería me ofreció integrar el equipo. Acepté y jugué un amistoso contra Uruguay. Después tuve que dejar, porque tenía una hora de viaje. Encima me agarró pubalgia. Yo ya tenía 35 años y ahí largué todo, también el futsal. Pero estoy muy conforme con mi carrera. Ojalá estos pibes de Villa Argentina vivan la mitad de lo que viví yo. Por eso siempre les insisto con que jueguen cada partido como si fuera el último. Hay que meter siempre, y más en una categoría como la B”.

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