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LO QUE HAY QUE SABER
mayo 03, 2016
"AL PRINCIPIO ME COSTÓ MUCHO, TE ROMPEN EL ARCO"
Guido Consoni ataja en Atlanta y en la Selección Argentina para ciegos.
Guido Consoni volvió a Atlanta. Arquero de excelentes condiciones, estuvo dos años afuera del futsal. Tras su regreso, los de Villa Crespo siguen siendo protagonistas de la lucha por el ascenso en Tercera División. “Por suerte volví -manifestó-. Tenía ganas de volver a sentir esto que es el futsal. De a poco estoy agarrando ritmo en esta actividad tan linda”.
-¿Seguís en Los Murciélagos?
-Sí. Desde el 2010 que estoy. Ahora, de lo que viene, lo más importante son los Juegos Paraolímpicos de Río de Janeiro, en septiembre. Este es el objetivo de este año. Formar parte de ese plantel es algo increíble. Un orgullo representar además a tu país. Yo intento aprovecharlo, disfrutarlo. Uno va aprendiendo día a día.
-¿Cómo te incorporaste al equipo?
-Yo estudiaba profesorado de Eduación Física en el Romero Brest, al lado del Cenard. En una materia había que ir a un par de entrenamientos. Fui a ver a Los Murciélagos y al hablar con el técnico, me comentó que estaban armando una selección juvenil. Me hizo una prueba y quedé. Comencé a entrenar dos veces por semana, y desde ese momento sigo en el plantel.
-¿Cuántos arqueros son?
-Cuatro. A los torneos viajan dos. Lamentablemente, me está tocando quedar afuera de las competencias más importantes, ya que no viajo desde 2013. Hoy sería el tercer arquero. Obvio que no me gusta mirarlo desde afuera, pero bueno, hay que saber esperar la oportunidad y cuando se da, saber aprovecharla.
-¿Con quiénes competís por el puesto?
-Del futsal, estamos Germán Muleck, de El Talar, y yo. Los otros dos nunca jugaron a esto. Siempre se dedicaron al fútbol de ciegos. El titular es Darío Lencina, que ataja hace más de 15 años en la Selección. Tiene títulos mundiales y medallas en muchísimas competencias. Germán está como suplente. El único jugador vidente del equipo es el arquero, más allá de los profes y los guías, que están detrás de los arcos.
-¿Cómo es atajar en esos partidos?
-No es fácil. Tenés un área muy chiquita... Hay que ver para entenderlo. Te rompen el arco. Al principio me costó mucho. A veces a mis amigos los cargo. “Muchachos, les estoy atajando todas y los ciegos me cagan a goles, ustedes son unos burros” (risas). Pero es difícil: estás muy atado, no podés salir a cortar y esas cosas que sí existen en futsal. Nos pasó de hacer exhibiciones con arqueros de primer nivel de cancha de once y los chicos les metían goles por todos lados. No entendían nada, no la podían agarrar.
-¿Y más allá de lo futbolístico?
-Conocí un mundo nuevo. Los pibes son unos fenómenos. Son deportistas de elite y se comportan como tales. El grupo humano es bárbaro. Es una familia. Y tienen un humor bárbaro.
-¿Nunca los notaste bajoneados?
-No, no. Igual tenés un montón de historias. Chicos que nacieron ciegos, que quedaron ciegos más adelante. Seguramente habrá momentos de la vida en los que atravesaron algún bajón pero gracias a Dios creo que todos lo superaron, y si están en una selección casi profesional, significa que no tienen gran dificultad.
-¿Tienen apoyo económico?
-Contamos con dos becas: una de Secretaría de Deportes y otra del Enard. Eso ayuda mucho.
-Volvamos a Atlanta. ¿Cómo están para la pelea?
-Está difícil, no conozco bien a los rivales pero el objetivo vuelve a ser el ascenso que el año pasado se escapó por tan poquito.
-¿Te afectó la inactividad de dos años?
-Hay cosas que perdí pero de a poco le voy agarrando la mano, como los saques largos, salir a cortar, el juego con los pies. Siento que puedo tener un muy buen nivel.
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