Horacio De Santis tiene apenas 35 años y es presidente de Miriñaque desde los 27.
“Estos primeros tiempos en AFA los estamos viviendo con mucha ansiedad, mucho nervio”, confiesa Horacio de Santis. El presidente de Miriñaque, agrega: “Recién estamos conociendo a los rivales y es una categoría muy intensa con relación a la otra liga, pero el grupo está cada vez más grande y unido. Hay que arrancar de abajo y de a poco tratar de afianzarse”.
El club de Pompeya competía en FEFI. “Ahí estuvimos dos años. En el primero fuimos campeones invictos. El desafío luego fue mayor y apuntamos con todas las ganas a AFA. Sabemos que es complicado, porque cinco desafiliaciones sobre un total de 15 es un montón, pero vamos a lucharla. Tenemos mucha confianza en los jugadores”.
De Santis brinda un panorama de lo que es Miriñaque a nivel institucional: “La base no es el futsal, sino un conjunto donde se nuclean cantidad de disciplinas. Tenemos una historia de más de 80 años y como dirigentes debemos hacerla valer, realizando las cosas lo mejor posible”.
El hecho de que el presidente cuente con apenas 35 años, no es un hecho que pase inadvertido. “Para mí es un orgullo -apunta-, porque nací acá y di todos los pasos que tenía que dar. Mis padres me trajeron de bebé y en Miriñaque patée mi primera pelota. Mucho más adelante me resolví ser dirigente”.
Para que eso ocurriera, acontecieron una serie de circunstancias que De Santis se encarga de resumir: “Cuando terminé el baby no me fui, sino que comencé una especie de militancia, yendo todos los días y colaborando en lo que podía. Un hecho clave fue que la Comisión de aquel entonces, no quería poner futsal y los chicos se alejaban después de la etapa de baby. A los 27 años, con el apoyo de mis amigos y la gente del barrio que confió en mí, asumí como presidente. Todos se sorprendían por mi edad. Pero soy una persona que saber escuchar y aprendí un montón. Gracias a eso en lo personal y a nivel institución, año tras año seguimos creciendo”.
A propósito de la meta que se fijaron, explica: “Lo que queremos hacer ahora es un tinglado para el futsal. Estamos tratando de que nos ayuden empresas privadas y el Estado, ya sea de Ciudad o Nación. Con ese tinglado podríamos jugar de local y se nos facilitaría todo”.
Luego hace hincapié en que al estar en una barriada tan humilde “es muy complicado el cobro de cualquier actividad. Muchas en el club son gratuitas. Nuestra línea es usar que el que tiene un poquito más, ponga para el que no tiene. Por un tema generacional, Este era un club muy cerrado, y una de mis primeras medidas fue abrirlo para todos. Y el que no podía también tenía su lugar”.
Luego del baby, De Santis jugó en Talleres de Escalada, donde llegó a la tercera división de cancha de once. “También fui técnico de Miriñaque, pero duré una semana. Claramente no era lo mío, entonces seguí por el camino dirigencial. Me gusta lo que es la militancia y el trabajo social. Gestionar, para que cuando no hay, haya. Y para que cuando hay, la plata vaya para donde tenga que ir y no para otro lado. En el club siempre estamos haciendo obras, avanzando. Mientras estemos nosotros, siempre habrá acción. Y en forma voluntaria, porque todos los que colaboramos acá lo hacemos de corazón, eso vale más que cualquier cosa”, enfatiza De Santis que trabaja en el rubro transporte: “Camiones, específicamente”, indica.
“El clásico siempre fue con Franja de Oro. Ellos también están tratando de hacer un tinglado, así que Dios quiera que algún día podamos enfrentarnos en nuestras canchas. La rivalidad está, pero ojalá esta zona tenga sus dos estadios reglamentarios porque jugar un clásico es lo más lindo que hay. Hace un año hicimos un amistoso y fue impresionante, salió redondo”.
Por último, se ilusiona: “En futsal, la meta es pelear arriba. El material está. Nos falta experiencia, y esa paciencia tan necesaria. El equipo aún se descontrola un poco. Pero no podés hacer un proyecto solo para zafar. Si lo hacés, hacelo con todas las ganas. Queremos pensar en grande”.
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