septiembre 17, 2011

ARGENTINA FINALISTA... Y ASÍ LO VIVIÓ LA GENTE

 Cubrimos la victoria por 5 a 0 ante Colombia, desde un punto de vista diferente: en el corazón de la tribuna argentina y junto al público en su estado más puro: el de hinchas de fútbol (o de futsal). Y así arrancó la inolvidable jornada...
 Otra vez el Polideportivo se presenta repleto. Quizás, no tanto como en el partido con Brasil. Pero mucha gente va llegando. Sobre las 19 hs, el marco es imponente. Brasil ya le está ganando a Paraguay con facilidad. "Como juegan estos brazucas", tira un simpatizante con admiración y un nene en brazos. No todos coinciden. "Este equipo brasileño no es ni la mitad de lo que eran antes", piensa otro en voz alta, unos escalones más abajo. En el fútbol, no hay verdades absolutas. En el futsal, tampoco...
Las caras conocidas empiezan a abundar. Hay jugadores, dirigentes, técnicos... En este último grupo, se los ve al Pato Fernández (Unión Ezpeleta), Meirama (Ferro), De Lellis (Country), Maradei (Huracán), Barrios (Barracas Central), Condo González (Kimberley), Peratta (All Boys), Sberna (Los Muchachos). Seguramente hay más, perdidos entre la multitud. Las cámaras de fotos y videos proliferan....
Esta por terminar la primera semifinal, mientras se va conociendo la formación argentina: "¿Cómo? ¿Quedó afuera Fafasuli? Si la rompió el partido anterior...Ay Larrañaga..." reflexiona malhumorado un cuarentón con gorrito albiceleste. Tampoco Rescia están entre los 12. En cambio, entran Borruto y Cuzzolino.
Ganó Brasil. Todas las miradas apuntan a Falcao, autor de dos goles. Uno de ellos, go-la-zo. El mejor jugador del mundo es reporteado para Fox Sports. Luego, su camino hacia el vestuario es interrumpido a cada rato: fotos, autógrafos, saludos.... "Buena Falcao, ahora te felicitamos, pero mirá que en la final de vamos a putear eh...", grita alguien, despertando sonrisas entre sus vecinos de tribuna.

 Va quedando todo listo para el partido con Colombia, que llegó tarde e hizo que se demorara 20 minutos el comienzo. Los jugadores de ambos equipos ya hicieron la entrada en calor. También llegó el Gobernador Scioli en su helicóptero, junto a una comitiva que ocupa su tradicional sector en el centro de la tribuna oficial. Apenas se sienta Scioli, la banda de los bombos, las trompetas y las remeras de color naranja entra en acción con fuerza. Durante la próxima hora y media (lo que dura el partido) sólo dejarán de tocar en contados segundos. "Qué batifondo infernal, che..." se queja un veterano. Su hijo tiene mejor predisposición: "Hay que alentar a Argentina viejo, si te molesta el ruido no hubieras venido..."
Los brasileños vuelven a su hotel sin siquiera bañarse. No se quedan a ver quién será su próximo rival. Entretanto, la gente ya está apretada en la lateral. Eso sí: afuera, se solucionaron los inconvenientes del miércoles. Muchos espectadores no habían logrado ingresar. Por suerte, el tema se arregló...
Empieza el partido. ¡Por fin! La ansiedad es enorme. La Selección se va con todo arriba y a los 6 segundos se pierde su primera chance clara. Enseguida otra. Y otra. Argentina es un vendaval. "Vamos vamos, Argentina, vamos vamos... a ganar...", retumba el estadio. La gente se entusiasma. El equipo sigue presionando con decisión. Colombia se carga de faltas. Y a los diez minutos llega a la sexta. Ejecuta Amas, pero ataja el arquero. "¡No importa Zurdo, dale que no pasó nada!", lo consuela un grupo de ex compañeros de Ferro.
 Como si los hubiera escuchado, un minuto después, Amas construye una excelente maniobra individual y, tomándose revancha, convierte el 1 a 0. "¡Goooooooooooo! ¡Vamos Argentina carajo!" El grito es ensordecedor.
Colombia intenta recuperarse pero no hace más que dejar un enorme hueco en el fondo, que es muy bien explotado por Belsito. El defensor, enfrenta al arquero y define con precisión: 2-0.
La pantalla gigante es un condimento extra: se puede ver la repetición de los goles y, de yapa, saludar a la cámara cuando ésta enfoca a la muchedumbre.
En el final del primer tiempo los "cafeteros" se van encima de Elías, que responde con la solvencia habitual. Hasta que la chicharra le pone punto final a la reacción colombiana. Los comentarios en el entretiempo son favorables. "El equipo está jugando bien", dicen en el grupito de All Boys. "A la gente le gusta el toque", reflexiona el Ruso Mendelevich. "Che, parece que hoy no vinieron las promotoras", se lamenta un directivo de Ferro de Merlo. "Ni tampoco la mina que hace jueguito", agrega un colega de Morón. Tienen razón. 
Una corrida al baño y arranca el ST. Hay varios que todavía no se acomodaron cuando viene el tercero: Borruto, de tiro libre. "¡Ar-gen-tina, Ar-gen-tina!". El 3-0 da como resultado que la Selección definitivamente afiance su dominio, futbolístico y psicológico. Colombia, que jugó 24 horas atrás, va perdiendo resto físico y desnuda su impotencia ante un rival que tuvo 48 horas de descanso.


Entonces, a nadie le resulta sorpresivo que venga el cuarto gol, nuevamente de Borruto, que pica en diagonal y al recibir la descarga, define con un tiro esquinado.Hay aplausos para el ex Independiente. Pero no es el único que se los lleva. Amas, Belsito, Taborda, Basile, Vaporaki, Cuzzolino, Planas, Arellano, Luis González... Todos de buena actuación, son premiados por el reconocimiento de la hinchada. Bottinelli, el arquero suplente, es el único que permanece en el banco. Corren los minutos. A los 9', Amas pone el 5-0, capitalizando un rebote en el arquero tras un tiro de Lucho. "Oooooh, Argentina, es un sentimiento, no puedo parar..." se enloquecen las mil quinientas personas.
El partido está liquidado. Hay que ir pensando en Brasil y cuidar energías. Se acerca el final. "Mirá mirá mirá, sacale una foto, se van para Colombia con el c... roto..." Las cargadas hacen blanco en el elenco que mañana jugará con Paraguay por el tercer puesto. 

¡Terminó! A festejar. Abrazos en el rectángulo y en la tribuna. La mascota del torneo -el zorrito naranja- da vueltas por la cancha. Los jugadores se unen en la ceremonia íntima. "Mañana a dejar la vida como lo hicimos hoy eh..." se juramentan. Ya se van para el vestuario, aunque antes tendrán que saludar efusivamente a familiares, novias y amigos. Y, por qué no, a cholulos. Que piden fotos, besos y firmas. Los jugadores aceptan con gusto. Una y otra vez. Hasta que las voces se van acallando. Se apagan las luces. Es hora de volver a casa. Y al Hotel.
El sábado será otro día. El día de la gran final. Nada más. Nada menos.

Argentina: Elías; Planas, Taborda, Cuzzolino y Borruto. Entraron: Luis González, Amas, Belsito, Basile, Vaporaki y Arellano. No entró: Bottinelli. 

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