A su hija Olivia le detectaron una grave enfermedad con sólo dos meses de vida. A pesar de eso, Fernando Poggi volvió al arco de Hebraica y fue figura en los últimos partidos.
¿Qué sensación de dejó la derrota con Boca?
Me quedé caliente porque en el último gol tenía que haberla agarrado, por más que haya estado tapado. Jugamos bien, yo también anduve bien. Saqué unas cuantas. Pero con Boca es así: si las que tenés no las metés, se te complica.
¿Cómo está Hebraica en general?
Muy bien. No es excusa, pero nos está faltando un poco de suerte. Nos pasa en partidos como éste, donde si lo empatábamos, no le estábamos robando nada a nadie. Y así como en La Boca, se nos escaparon varios.
¿Vas a jugar todo el torneo?
No sé, vamos a ir semana a semana. Lo vamos a ir manejando así. No hay ninguna certeza de nada. El tratamiento de mi hija está en pleno desarrollo. Según los partes médicos, según las ganas, según todo... iremos viendo.
¿Por qué resolviste volver a jugar estos últimos partidos?
Tenía muchas ganas de reencontrarme con la gente del club, que me apoyó muchísimo. Estuvieron muy cerca mío en este momento difícil. La semana pasada me acerqué a entrenar; justo jugábamos contra Banfield un jueves. Yo ni lo sabía. Pero me citaron y jugué. Contra Boca, lo mismo. Y si se puede voy a seguir, aunque como ya te dije, no hay nada seguro.
¿Cómo está tu hija?
La gorda ahí anda. Ella está bien. No le duele nada, anímicamente está bien... Eso te da fuerzas y ganas de salir adelante. Pero tiene cáncer y es un problema grave. Se llama retinoblastoma, una enfermedad en los ojos.
¿Qué le hicieron hasta el momento?
Tuvieron que sacarle el ojito izquierdo porque el tumor era muy grande y la quimioterapia no iba a dar resultado. Hubiera sido arriesgar la vida de un bebé de cinco kilos. Además tiene dos tumores chiquitos en el otro ojo. Se los están controlando con láser y por suerte, se van achicando. Pero no se descarta que aparezcan otros tumores, porque sus células están en pleno desarrollo. La operaron hace 15 días, estuvo 24 horas internada y ahora está en casa.
¿Cómo se enteraron?
Nos dimos cuenta que tenía una retina media blanca. Lo corroboramos con las fotos. Con el flash salen rojos, pero a ella le salía uno blanco. Se lo comentamos al pediatra en una visita de rutina, a los dos meses. Nos mandó al oftalmólogo, y cómo a él no le gustó nada pidió una ecografía. Ahí salió que era cáncer.
¿Te sorprendió la reacción del ambiente del futsal?
Sí. A uno cuando no le pasan estas cosas, no cree que el apoyo de gente que no es tan cercana, pueda influir tanto. Pero la verdad que es necesario que ten den aliento, porque de entrada, sentís que no vas a poder salir adelante. Y si no pueden los papás, imaginate la nena... Entonces hay que estar fuertes. La familia y los amigos están. Pero que haya aparecido tanta gente con la que no tenía ninguna relación, nunca lo hubiera creído.
¿Durante el juego llegás a pensar en el tema?
Lo que pasa es que al llegar a la cancha los conocidos te vienen a saludar y el hecho de hablar del problema, te hacer remover todo. Con Boca me sucedió. Durante el partido yo trato de abstraerme. Soy medio enfermo y me concentro mucho. Contra Banfield todo se definió faltando varios minutos porque sacamos varios goles de diferencia. Como vi que lo teníamos controlado, se me aflojaron las tensiones, volví a pensar y ahí sí me quebré.
Encima después hiciste un gol.
Fue medio pintoresco. Jugué llorando la última parte del partido y no quería salir. Igual Nico (Noriega) no me iba a sacar. Y al final metí el último gol. Eso le dio un tinte más emotivo a la situación.
¿Te gustaría decir algo más, Fernando?
Sí, que si bien el panorama es oscuro tenemos muy claro que a la nena la vamos a curar, gracias a los médicos y al amor y la fe que tenemos. De verdad me gusta que se instale esa idea y esa energía positiva.
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