Este sábado, los jugadores quedaron libres por la mañana. La mayoría pasó el día junto a sus familias y por la noche regresaron a la concentración del Torre Hotel, a menos de 48 horas del debut con Perú. Es el caso de Leandro Cuzzolino, quien arribado desde Italia hace unos días, recibió a La Voz del Futsal, manteniendo una extensa charla:
-El reencuentro con mi gente fue algo hermoso, más todavía porque se da en un campeonato como éste. Cuando uno está afuera ellos no pueden disfrutar al no ver los partidos en vivo. Que ahora sí eso sea posible, ya es una alegría inmensa.
-¿Qué sansaciones estás experimentando en estos días previos a la Copa?
-Esto que estamos viviendo es una mezcla de muchas cosas. Por un lado estamos muy agradecido de que a los jugadores de afuera la AFA nos haya pagado los pasajes. Hicieron un esfuerzo muy grande. Por otro lado, hay tranquilidad por la confianza que tiene este grupo. Aunque siempre existe esa ansiedad anterior al primer partido. La inauguración, la gente... Esto va a quedar en la historia, porque nunca se hizo algo así en la Argentina. Que estén nuestros familiares y amigos en una cancha llena será algo único. Eso a un jugador lo pone muy contento.
-¿Y en cuánto a lo futbolístico?
-Los primeros entrenamientos fueron de conocimiento. Es difícil la situación, al tener que conocerte en poco tiempo con los jugadores del país. Creo que nosotros debemos adaptarnos a los chicos que juegan en el torneo local y no al revés. Ellos son los que están entrenando hace más tiempo.
-Hablemos de la parte individual.
-En lo personal estoy bien, tratando de ganar confianza con mis compañeros. Estuvimos trabajando bastante en lo futbolístico. Voy a aportar todo lo que puedo. La idea es tirar todos para el mismo lado para llevar a la Selección lo más alto posible. Lo principal es dejar todo.
-¿Estás en tu mejor momento?
-Puede ser. Este año fue muy importante para mí: ganar la Champions, ser citado para la Selección en el triangular de Croacia, venir acá... La verdad que no puede pedir más. Estoy muy feliz. Tener la camiseta celeste y blanca es algo increíble, lo saben todos. No tengo palabras para agradecer todo esto.
-¿Qué diferencias hay entre aquél pibe de Caballito y este hombre de la Selección mayor?
-Un poco más de experiencia. Debuté a los 15 años en la primera de Caballito. Hoy tengo 24 y es una sensación rara. Parece que fue hace mucho tiempo pero para mí fue ayer. Lo que gané en este tiempo es personalidad y ritmo de juego, algo que se adquiere con el entrenamiento y el trabajo duro.
-¿Qué te llevó a hacerte ese tatuaje en la pierna?
-Es que Caballito es el club de mi vida. Es mi casa, es mi familia, es todo... Hace cuatro años me hice el tatuaje con el escudo, con eso te digo todo. Yo no me olvido nunca del Verde. Estoy informado en todo momento de los resultados. Le pregunto a mi papá quién jugó bien, quién jugó mal. Es el club que me vio nacer y que me dio la posibilidad de jugar profesionalmente en Italia.
-¿Pensás en el retorno a la Argentina para jugar de nuevo en Caballito?
-Y... en Argentina no podría vivir del futsal y tendría que ir a trabajar. Pero por ahí pasa el tiempo y si ya no tengo más ganas de estar lejos de mi casa, voy a volver. No sé cuántos años pasarán. Pero si alguna vez me toca regresar, no jugaré en otro equipo que no sea Caballito. Eso está absolutamente claro. En Italia soy profesional, pero en este club jamás pediría cobrar un centavo porque conozco el esfuerzo de los dirigentes, que hace todo a pulmón y hasta sacan plata de su bolsillo.
-¿Cómo hiciste para adaptarte a Italia con sólo 19 años?
-Tuve suerte. En mi primer año en el calcio, en el Arzignano que dirigía Fabián López, había ocho o nueve argentinos. Y para todo jugador que se viaja, el primer año es el más difícil. Después, uno se va acostumbrando a todo... Si te acomodás, lo llevás tranquilamente, sin sufrir... Yo me divierto jugando, pero lo primordial es ser consciente de que esto es un trabajo.
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