El «Peluca» Moirano es uno de los hombres más experimentados de un Newbery que venció a Lamadrid, y como hace tantas semanas, escolta a Barracas en la Zona B. Según su opinión, el equipo atraviesa por un buen presente: «Tuvimos una primera rueda donde por lesiones y expulsiones, nunca podíamos juntar los doce que queríamos. Se lesionó Lucho (Pícoli), Fede (Zóccoli), Matías (Núñez), algunas veces me echaron a mí... A pesar de no poder juntarnos hicimos una campaña muy buena. Eso es un gran mérito. Y hoy gracias a Dios estamos todos. Dependemos de nosotros. Para llegar a la punta, obviamente, se tendría que caer Barracas. Pero si Newbery gana todos los partidos y después al Promoción, ascendemos. Así que eso nos da una tranquilidadad importante».
Acerca de su rendimiento individual, comenta: «En lo personal estoy bien. Muy metido, dejando todo. Siempre pienso en llegar al partido de la mejor manera. Durante mi trabajo (N. de la R: atiende un negocio de lotería) trato de estar sentado lo máximo posible para descansar bien las piernas. Yo laburo 14 horas por día y después me voy a entrenar. Ya tengo 31 años. Entonces hay que cuidarse en las comidas, no salir, todo eso... Al menos por este año, para ver si podemos conseguir el objetivo del ascenso».
En el comienzo de la segunda rueda, volvieron a expulsarlo. Y dos veces seguidas. En relación a este tema, opina: «Yo cargo con la fama que me fui haciendo en estos diez o doce años de futsal. Entro a la cancha, el juez me mira y ya tengo amarilla. Tengo que pensar que no puedo tocar a nadie y eso me condiciona. Durante este año sufrí tres o cuatro expulsiones. Contra Barracas fue increíble. No estaba ni siquiera amonestado y al que debió haber echado era al diez de ellos. Pero bueno, siempre van a tener razón los árbitros y nunca nosotros. Lo que sí aprendí, si viene la roja, es a agachar la cabeza e irme al vestuario. Así me como una o dos fechas y no cinco o seis por haber insultado. Si te echan, andate a tu casa porque nunca van a volver la sanción para atrás».
La referencia a Parque es obligada, pues Moirano jugó la mayor parte de su carrera para ese equipo, al que también dirigió el año pasado durante algunos meses: «Me da mucha tristeza cada vez que miro la tabla. Yo hablo con Maxi, el técnico (Mazzoni), que es mi amigo. El me cuenta que no hay jugadores y cada vez se hace más difícil sacar puntos. Amo a Parque. Y estoy siempre a disposición del club. Hubiera sido lindo este año seguir ahí, pero no me da ni el físico ni los tiempos, porque ya me había comprometido con la gente de Newbery. Ojalá que Parque pueda meter una seguidilla buena y por lo menos vaya a la Promoción. Pero lo veo muy dificil y eso me pone triste, muy triste». Por último, le dedica a su esposa un párrafo enternecedor: «Quiero expresarle a través de esta nota todo mi agradecimiento por bancarme como lo hace. Yo paso mucho tiempo fuera de casa y en vez de quejarse, ella me apoya de manera incondicional».
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