Sin embargo, la historia de los guardavallas amerita un comentario destacado: hasta el año pasado, ambos formaban parte de las divisiones inferiores de Chacarita, y además su padre Fabián, era delegado de los Funebreros en AFA. A principio de 2015 los dos optaron por emigrar. Uno, el mayor, se marchó a Glorias, y el menor, siguió su carrera en Kimberley. Ante los cambios profundos en la carrera de sus hijos, el papá también hizo las valijas y dejó de ser directivo de Chaca. Pero se vio en menudo problema, pues lo que antes resultaba un sencillo trámite (es decir, el hecho de seguir las actuaciones de los "nenes") hoy se volvió un tanto complicado, ya que cuando juegan en días diferentes, está en la cancha en la que hay que estar, pero si los partidos se superponen, resolver la situación le provoca más de un dolor de cabeza.
La fecha pasada, no obstante, le tocó vivir una jornada extraña. Pudo seguir a los dos, pero por primera vez, ellos integraban bandos opuestos. A La Voz del Futsal, le contó la singular experiencia: "Lo viví muy emocionado, me costó mucho estar en la tribuna. Aplaudí a los dos equipos".
A continuación, hizo alusión a cómo se sintieron los chicos: "Estaban contentos los dos, se cargaban antes del partido, cada uno decía que ganaba su equipo, que eran mejores que el otro. Después lógicamente Seba lo cargaba a Agustín porque ganó Glorias y para contrarrestar, Agus lo gastaba con que ellos iban a salir campeones".
Como el partido fue el viernes, todavía faltaban unos días para la consagración de Kimberley. Y, efectivamente, Agustín tuvo razón. Pero ese dato es lo de menos. Aquí, lo verdaderamente importante, era destacar que un caso como éste, no se da todos los días.
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