Hace unos años su apellido sonaba fuerte en el ambiente del futsal. No sólo por ser el sobrino del famoso "Sheriff" (obviamente, nos referimos a Javier, el ex árbitro internacional, devenido en funcionario político), sino porque por sus condiciones; se vislumbraba que tendrían mucho futuro en la actividad. Franco Castrilli, categoría 93, había arrancado su carrera en UGAB, aunque pronto saltó -siempre en futsal- a las inferiores de Atlanta. Su carrera ascendente le permitió pasar a las divisiones menores de River. Y estando en la entidad de Belgrano, fue convocado a varias selecciones juveniles. En la antesala de la primera división millonaria, su trayectoria en el futsal quedó interrumpida. Es que en forma paralela, se había dedicado también a cancha de once y se vio obligado a optar por uno de los dos caminos.
En cancha grande arrancó en las inferiores de San Lorenzo, pasando luego a Atlanta. Ya con edad de primer contrato, siguió actuando para los Bohemios, donde aún se encuentra. Pero Castrilli no está lo contento que hubiéramos imaginado. Uno de nuestros cronistas lo encontró en Dorrego y Muñecas, un mediodía, al salir del entrenamiento de Atlanta. "Y... acá ando -nos comentó, medio bajoneado-. Estoy en el plantel de primera, pero el técnico no me tiene en cuenta. No jugué nunca. Hace rato que la cosa anda mal..."
Castrilli ya dejó de ser aquel chiquilín. Ya tiene 22 años y aún no debutó en su club. Sialle, el entrenador de los de Villa Crespo, cuenta con un plantel numeroso y no parece tenerlo en sus planes, considerando que ni siquiera fue citado. Esto hace que Franco piense en emigrar: "A mí no me gusta estar así. Mi tío (Javier) de vez en cuando habla conmigo -sobre todo chateamos- y me propuso ir a Bolivia o Ecuador. El ya no está más en el fútbol, ahora está con Macri en política, pero le quedaron algunos contactos y me tiró la idea. No sé, vamos a ver..."
A propósito del futsal, se nota que guarda un buen recuerdo de él, ya que una sonrisita se le dibuja si se le menciona nuestra disciplina, a la que tampoco descarta volver. "Yo sigo fichado en River, nunca pude jugar en primera -sí en tercera- porque cuando estaba cerca, dejé. Pero quién sabe, a mí siempre me gustó el futsal y no está dicha la última palabra".
En el futsal riverplatense, desde hace varios años trabaja como entrenador de las inferiores su hermano, Guido González Calderón: "Está contento. Empezó muy de abajo y ahora está con varias categorías. Me alegro mucho por él..."
Y lo dejamos a Franco, que botinero en mano, se alejó silenciosamente por Dorrego, mientras en su cabeza, probablemente daban vueltas los pensamientos sobre qué hacer de su futuro. Ni más ni menos, que lo que a tantos muchachos de su edad también les toca vivir.
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