octubre 12, 2010

Una Historia Conmovedora




Alejandro, un muchacho que vive y sufre por el Docke. Tiene 32 años, pero como lo indica el número en su remera, es categoría 97. Abajo, lo vemos en acción.

Tiene 32 años, pero una parte de su mente se quedó anclada en la más pura infancia. Por eso, para los chicos de la sexta de Dock Sud es un integrante más del equipo, con el cual entrena y hasta se da el lujo de jugar "oficialmente". ¿Cómo? En cada partido de la categoría 97, Alejandro realiza el calentamiento previo junto a sus compañeros. Después, complicidad del árbitro y de los rivales mediante, se sienta en el banco de suplentes, con pilcha y todo. Y cuando el partido finaliza, se "teatralizan" un par de minutos extra, para que Ale pueda ingresar y hacer algunas jugadas que casi siempre terminan en gol. Por supuesto, él estará convencido que todo en serio, porque además, sus amigos y los ocasionales adversarios participarán de la inocente farsa. En un partido con Racing, el simpático asunto fue más lejos: el árbitro se confundió y le permitió entrar mientras el partido oficial aún se disputaba. Grosero error, ya que Alejandro ni siquiera figura en la planilla.
Disimulando cierta torpeza de movimientos con un entusiasmo notable, él recibe el balón apenas sacan del medio, encara y tira. La estirada inútil del arquero y el abrazo de los pibes del Docke, confirman que es un auténtico goleador. En una ocasión, divisó al cronista de La Voz del Futsal y, si ningún tipo de vergüenza, le preguntó: ¿Me hacés una nota? Entonces, emulando a los jugadores "de verdad" declaró: "Y... la verdad que hoy hice un lindo gol y pienso que estoy pasando por un buen momento..." También contó que vive con su mamá en la villa San José -cerca de Temperley-, que tiene diez hermanos y que va mucho a la Iglesia, dada su fe en Dios. Además, se hizo fanático del futsal y arreglándoselas solo a la hora de viajar, sigue al Docke adonde le toque jugar.

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