Guisande (de espaldas) saluda a sus rivales. El arquero xeneixe tuvo una actuación que hizo recordar a sus noches más gloriosas. En el vestuario, luego del triunfo, estaba exultante y reclamaba "noticias" en tono jocoso. ¿A qué se habrá referido?
Exactamente una semana trás, en la misma cancha de 17 de Agosto, había tenido lugar la caótica promoción entre Hebraica y Lamadrid. Este vez, no obstante, todo estuvo más tranquilo. El club de Pueyrredón se ocupó de la organización: se dividieron bien los accesos, colocando una puerta para cada hinchada. Además, hubo más de quince uniformados. Y más allá de algún tumulto, el público también colaboró. Cuando se quiere, se puede.
Absolutamente empapados en sudor, los árbitros Bais y Santamaría (en el centro) posan junto a sus colaboradores Romeo y Faldutti. El intenso calor jugó un papel preponderante también para ellos, que en el entretiempo estaban desesperados por beber algo de líquido. Menos mal que la gente de 17 de Agosto les acercó un pack de Gatorade bien heladas.
Leandro Lorenzo, el árbitro cronometrista, junto a dos espectadores de lujo: Fede D'Otolo y el Mape Figueira, Casualmente, al encontrarse se dieron cuenta que tenían el mismo calzado. Quedó oficialmente inaugurada la temporada de pileta...
El llanto desconsolado de Ramiro Martínez Dios, que se tapa la cara con el buzo de arquero, ya que desempeñó esa función en los últimos minutos. Ferro tuvo una digna labor, cayendo ante un rival con el cual protagonizó un encuentro muy equilibrado.
La barra de Boca, al igual que en los últimos partidos, protagonizó su propio carnaval. Esta vez eran poquitos, pero como ocurrió en la final con Pinocho, hicieron tanto alboroto con sus petardos que otra vez el partido se suspendió un par de minutos. Tuvo que subir José Luis Godoy a la tribuna para exigirles que pararan de hacer ruido. ¡Grande Boli!
Guisande (de espaldas) saluda a sus rivales. El arquero xeneixe tuvo una actuación que hizo recordar a sus noches más gloriosas. En el vestuario, luego del triunfo, estaba exultante y reclamaba "noticias" en tono jocoso. ¿A qué se habrá referido?
Exactamente una semana trás, en la misma cancha de 17 de Agosto, había tenido lugar la caótica promoción entre Hebraica y Lamadrid. Este vez, no obstante, todo estuvo más tranquilo. El club de Pueyrredón se ocupó de la organización: se dividieron bien los accesos, colocando una puerta para cada hinchada. Además, hubo más de quince uniformados. Y más allá de algún tumulto, el público también colaboró. Cuando se quiere, se puede.
Absolutamente empapados en sudor, los árbitros Bais y Santamaría (en el centro) posan junto a sus colaboradores Romeo y Faldutti. El intenso calor jugó un papel preponderante también para ellos, que en el entretiempo estaban desesperados por beber algo de líquido. Menos mal que la gente de 17 de Agosto les acercó un pack de Gatorade bien heladas.
Leandro Lorenzo, el árbitro cronometrista, junto a dos espectadores de lujo: Fede D'Otolo y el Mape Figueira, Casualmente, al encontrarse se dieron cuenta que tenían el mismo calzado. Quedó oficialmente inaugurada la temporada de pileta...
El llanto desconsolado de Ramiro Martínez Dios, que se tapa la cara con el buzo de arquero, ya que desempeñó esa función en los últimos minutos. Ferro tuvo una digna labor, cayendo ante un rival con el cual protagonizó un encuentro muy equilibrado.
La barra de Boca, al igual que en los últimos partidos, protagonizó su propio carnaval. Esta vez eran poquitos, pero como ocurrió en la final con Pinocho, hicieron tanto alboroto con sus petardos que otra vez el partido se suspendió un par de minutos. Tuvo que subir José Luis Godoy a la tribuna para exigirles que pararan de hacer ruido. ¡Grande Boli! 
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