Matos traslada el balón, ante la persecución de Rescia. El jugador de River fue importante en la levantada de su equipo, aunque en definitiva los “Millo” no pudieron con el puntero, que se impuso 6 a 3.
Pinocho llegó a su 91° cotejo invicto, gracias a un nuevo triunfo. El que padeció la marcha ganadora del conjunto de Villa Urquiza esta vez fue River, que a pesar de haber hecho un buen partido, cayó porque su rival, en el balance de los 40 minutos, fue superior. De todas formas, el trámite estuvo caracterizado por cierto equilibrio. Recién faltando cuatro segundos el arquero Quevedo –mediante un golazo de emboquillada- estiró el tanteador a un 6-3 que tal vez resultó algo exagerado considerando las situaciones de riesgo generadas por unos y otros. Pero de que la victoria del líder fue justa, seguramente no habrá margen para la duda.
A los 5’ el local ya se imponía 2 a 0, por conversiones de Manuel Fernández y Germán Corazza (ambos, cada vez más afirmados en la nueva estructura del elenco multicampeón). River no dejó que la desventaja incidiera negativamente en su ánimo y fue en busca del descuento con decisión. Su objetivo lo cumplió a los 16’, cuando el recién ingresado Persec, en la primera pelota que tocó infló la red. Pero faltando 15 segundos Corazza –al mejor estilo de Sebastián, su hermano mayor- metió una espectacular volea y clavó el 3-1 mientras muchos ya pensaban en el segundo tiempo.
El Pato Benes madrugó a la salida de los vestuarios y al minuto de juego conquistó el 4 a 1. No obstante, a los 5’ Leo Fernández volvió a descontar y le puso al partido una cuota de incertidumbre que Pinocho, a esa altura ya no esperaba. La emoción creció al promediar la etapa, impulsada por la acumulación de faltas en ambos bandos (sobre todo por el lado visitante, algunas sanciones de la dupla Ghibaudi-Carretero fueron cuestionadas). Sin embargo, el que primero llegó a la sexta fue Pinocho. Entonces Persec tuvo la gran chance de achicar la brecha a los 10’, pero su ejecución salió desviada. Cinco minutos después fue el local el que contó con la oportunidad de aumentar, pero también la desperdició (Usinger remató muy arriba).
Esto agrandó a los dirigidos por Magarelli, que pasaron a jugar con el Chino Cabral al arco y con mucho amor propio pusieron en aprietos a su rival. A los 16’, un fulminante disparo de Brian Hughes se metió en el ángulo de Quevedo y el partido llegó a su punto más emotivo tras ese prometedor 4 a 3. Pero a los 18’ la balanza se inclinó definitivamente para el costado local, y fue merced a otra sexta falta, esta vez, bien ejecutada y convertida por Corazza, con la que Pinocho liquidó el partido. Todavía hubo tiempo para un sexto gol: la ya mencionada emboquillada de Quevedo, que ingresó mansita a la red mientras todo River estaba en campo adversario.
Lo último, fue un nuevo festejo de Pinocho, cuya hinchada entonó bien fuerte dos clásicas consignas. Primero, despideron a River con eso de que “las Gallinas no nos ganan nunca más”, para enseguida recordar el próximo enfrentamiento con 17 de Agosto con un “que este jueves/ cueste lo que cueste/ este jueves tenemos que ganar...”
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