La hinchada de Arsenal copó su sector, así como también lo hizo la de Alvear. El partido se jugó en medio del clima de una verdadera final. Tenso por momentos, pero lo que prevaleció fue el aliento a sus respectivos equipos, ante todo.
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A segundos del término del partido, Guillermo Campos se dirige a saludar a su colega Guillermo Freire. El destino futbolístico los coloca hoy en sitios completamente distintos: mientras el Bicho está en la cresta de la ola, por obtener el ascenso en su primera temporada en el club, Campos deja la conducción de Alvear después de seis años y el descenso de su equipo.
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El llanto de Bruno Olivelli lo dice todo: desconsolado, en las lágrimas del hábil jugador de Alvear se simboliza el final de un cliclo. El conjunto del Parque Avellaneda ascendió en 2006, justamente gracias a una Promoción en la que superó a Parque. En 2010, deberá regresar a Segunda.
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Arsenal es puro carnaval. La chicharra acaba de sonar y el plantel, conmovido, encontró en el piso la mejor manera de descargar su profunda emoción.
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La hinchada del Viaducto sufrió y gozó el partido. Alvear estuvo dos veces arriba por dos goles: 2-0 y 4-2, al comenzar el segundo tiempo. Pero Arsenal rápidamente consiguió empatar y -como el resultado de la ida lo había favorecido por 8 a 2- su victoria global nunca corrió serio peligro.
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