Fue jugador; luego técnico; volvió a ser jugador, volvió a ser técnico (y todo en el mismo club). Finalmente el año pasado cambió una vez más, calzándose los cortos por última vez y a partir de esta temporada, ya retirado, no es ni una cosa ni la otra. Aunque en realidad, la dirección técnica no la dejó, pues continúa conduciendo la tres divisiones más chicas de Jorge Newbery:
-¿Hay chance de que un DT se divierta mientras dirige?
-Sí, con responsabilidad, pero sí. Porque si vos no transmitís la diversión a los chicos, ellos terminan pagando los errores nuestros, de los dirigentes, los padres... Hay que tratar de transmitir alegría y que lo tomen como lo que es: un deporte donde vienen a divertirse. Al terminae el partido, cualquier sea el resultado, hay que irse contentos. A veces cuesta, pero la idea es esa.
-¿Te gusta más dirigir inferiores o primera?
-Es distinto: en inferiores hay menos presión y en primera tenés que lidiar con grupos de 20 personas grandes que tienen muchos más problemas que un nene de octava a cuarta. Pero los dos son lindos y te dan satisfacciones. Los chicos, un poco más, porque son más expresivos. Pero me gusta todo.
-¿En algún momento vas a volver a dirigir primera?
-Sí, tengo ganas. Este año me lo tomé para estar más con la familia. Después de 14 años creo que es la primera vez que a las 9 de la noche estoy en casa y puedo comer con mi señora y mi hijo. Pero uno tiene el técnico adentro y ojalá cuando se acomode todo pueda volver a dirigir.
-Pensás en la posibilidad de que no sea en este club?
-Ojalá sea en Newbery, pero dentro de mucho. Si me toca volver en el largo plazo es porque a Memo (Scocchera) le está yendo bien, que es lo que todos queremos. Y si alguien me llama lo analizaré, no tendría problemas, aunque siempre quisiera dirigir acá.
-Hasta el año pasado jugaste. ¿Por qué ya no?
-Por como están hoy los chicos, no puedo ni cambiarme. Esto creció a pasos agigantados. Hoy son todos muy profesionales y al futsal le tenés que dedicar tiempo. Yo trabajo todos los días. En cambio, hay gente que ya puede vivir de esto, aunque sea medianamente. Esos son los que te hacen diferencia dentro de una cancha.
-¿Cómo definís el que fue tu último año como jugador?
-Traté de aportar lo mío. Sin jugar tanto, pero siendo positivo para el grupo y marcarle el camino a los más chicos. Ellos me escucharon y hoy tengo una excelente relación con todos.
-¿El DT te insistió para que siguieras?
-Me dijo, pero los dos sabíamos que lo mejor era que yo diera un paso al costado y que hoy esté como coordinador, que es en donde puedo serle más útil a Newbery. Al club hay que ponerlo por encima de los beneficios personales.
-¿Cómo lo ves a Scocchera en la función técnica?
-Yo siempre le digo que es un animal del laburo. Un apasionado que día a día tratar de perfeccionarse, de corregir, de buscar algo nuevo. Ojalá lo tengamos por mucho tiempo, pero tiene un gran futuro y vuelo para cosas importantes.
Y al equipo lo veo bárbaro. Esperemos mantener esta regularidad, porque el torneo todavía es largo.
-¿Hoy Newbery puede pagarle a sus jugadores?
-Algunos cobran un viático. Es inevitable si querés ser competitivo. Ya no es un secreto que si hoy no le das un beneficio, el jugador no te viene. Por suerte a algunos le podemos dar algo. A otros por ahora no.
-¿Eso no trae problemas?
-Uno no puede dar más de lo que tiene, es preferible ser frontal y decirles como son las cosas. Igual, de a poquito trataremos de ir avanzando más en ese aspecto.
-Hasta hace unos años en Newbery no se pagaba. ¿Eso significa que ahora el club está mejor?
-Pasa que las prioridades eran otras, por ejemplo, terminar la cancha. Nosotros siempre fuimos ordenados y estamos bien, intentando adaptarnos a las tarifas y todo eso. Hoy los ingresos son la concesión del buffet, el alquiler de canchas, las cuotas hasta tercera división, las recaudaciones, los eventos. Todo suma para que el club trate de progresar. La próxima meta es terminar la parte de adelante y hacer los nuevos vestuarios.
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