KImberley dio el primer paso. En el estadio Gorki Grana de Morón, superó a Boca 4 a 1 y se adueñó del partido de ida en la gran final del 2016. El jueves, se enfrentarán nuevamente, si bien todavía no se sabe si lo harán en Morón o en el Polideportivo de Hurlingham, cosa que se estará definiendo en estas horas.
Por lo pronto, los de Villa Devoto tienen sobrados motivos para aguardar confiados la revancha, ya que la diferencia obtenida así lo amerita. El primer tiempo fue de Kimberley a tal punto, que se retiró en ganancia por 3-0, lo que refleja un rendimiento sin fisuras tanto en ataque como en defensa. Goles en momentos claves del partido, le permitieron a los de Basile ser claros vencedores de esa etapa inicial.
En el inicio (2 minutos), facturó Persec. Poco antes de promediar el período, fue Pérez Leiva el encargado de concretar. Y cerca del final, Martínez Riveras volvió a aumentar. Ante un rival desconcentrado, pudo ser incluso mayor la diferencia, pues en los pies de Albertini tuvo otras dos excelentes ocasiones que no pudieron ser capitalizadas.
En el complemento no hubo más gritos hasta los 17 minutos. Boca, con la urgente obligación de descontar, intentó vulnerar al seguro Farach. Lo hizo por todos los medios, inclusive, con el Kiki Vaporaki de arquero-jugador. Pero su falta de definición y la solvencia de Farach, se lo impidieron. Para colmo, Iribarne marcó el 4-0 al sacar provecho de las urgencias xeneixes y los espacios producidos en su defensa.
En el minuto final los de Garcías finalmente arribaron al descuento tan ansiado, a través de Alamiro Vaporaki (también, segundos más tarde, sufrieron la expulsión de Kruger). En tres días será la revancha, en la cual -por ser la finalísima- no habrá ventaja deportiva para el mejor ubicado en la tabla sino que en caso de igualdad en puntos y goles, se diputarán alargue y luego, penales.
Fotos: agradecimiento Pasión Futsal
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