Luego del empate ante Hebraica y en la previa al partido con Pinocho -finalmente suspendido por humedad- Gabriel Cigliano, el jugador de más edad en un Ferro juvenil, conversó con La Voz del Futsal.«Fue un punto con sabor a poco, porque el partido estaba para ganarlo». A pesar de haberle empatado al equipo que marchaba como único líder, la alegría no se reflejaba en el rostro de Gabriel Cigliano. «Hebraica tiene un equipo bárbaro. Muy disciplinado y con mucha marca. Sabíamos que sería durísimo, el empate no es para despreciar, pero igual estábamos para llevarnos el triunfo», comentó quien hoy -junto con Quevedo, que llegó este año- es el hombre más experimentado de Ferro. «Hace tanto que estoy acá que pareciera que tengo 40 años, pero recién voy por los 27. Es una responsabilidad que te vean como un referente, aunque lo asumo sin ningún problema, porque tengo muchas pelotas».
En referencia a que la campaña verdolaga no es de las mejores, agrega: «Varias cosas se mezclaron para que el equipo no pudiera despegar en este campeonato. Hubo recambio muy grande, un grupo de jóvenes que el año pasado por ahí jugaban un minuto, ahora lo hacen todo el partido. Esa falta de experiencia se nota demasiado. Los más grandes tratamos de aportar experiencia, pero a veces no se da y así es como perdimos tantos puntos».
A propósito del próximo certamen, prefiere no aventurarse en pronósticos: «Sólo digo que estamos para ser humildes y sumar el máximo puntaje que se pueda. Para Ferro, lo importante en este momento, es rearmar el equipo». En un par de oportunidades el entrevistado estuvo cerca de retirarse. Sin embargo, explica por qué no lo hizo: «A principio de 2012 asumí un compromiso con Diego (Meirama) y los dirigentes, que me pidieron que jugara un año más. Y lo estoy haciendo no sólo por eso, sino porque este grupo es buenísimo. Además, considero que Ferro no atraviesa un buen momento y sería de cobarde, irse ahora. A estas balas que vienen intento ponerles el pecho y decidí bancar un poco más».
Gabriel es el hermano del medio en una familia de futsaleros. Pablo, el mayor, mudó en este torneo sus goles a Pinocho, mientras el menor Alejandro, está volviendo a jugar luego de una grave lesión que lo tuvo más de un año parado. «Estoy muy feliz porque a Gandu (Alejandro) no le dolió la pierna en su reaparición y también por lo que le pasa a Pablito. Cuando puedo lo voy a ver en su nuevo club. Tanto que en Ferro me cargan porque grito los goles de Pinocho. Si los grito, es porque si mi hermano está ahí, es como si estuviera jugando yo. Siempre dije que Pablo es uno de los mejores jugadores de futsal que vi en mi vida, y para mí así será siempre».
Casualmente, días después del reportaje, Ferro y Pinocho debían jugar entre sí. Pero el enfrentamiento entre hermanos no iba a darse, ya que Pablo, cuyo pase sigue siendo de los verdolagas, no iba a estar dentro del rectángulo.
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