diciembre 07, 2008

RIVER ES FINALISTA Y ENTRÓ A LA COPA, CABALLITO MURIÓ DE PIE

El llanto de un plantel conmovido por un partido de inmenso dramatismo. Los de Tierra del Fuego ganaron 5 a 4, después de sufrir hasta el último segundo.

Los Millonarios de Río Grande clasificaron a la próxima edición de la Libertadores gracias a que Pinocho, el otro finalista del Nacional, ya ingresó gracias a haber obtenido el torneo de Primera División local. Para ser finalista, River, haciendo un gran desgaste, superó a un Caballito que muy cerca estuvo de amargarle la estadía en San Luis.
En el primer tiempo las faltas volvieron anormal el desarrollo de un partido que era muy equilibrado. Caballito le jugó de igual a igual al “cuco” sureño y no extrañó que se pusiera en ventaja a los 10’ por intermedio de Romeu, que empujó un disparo de Orozco al segundo palo. Un minuto después un excelente zurdazo de Perpetto le devolvió el empate a River.
A partir de allí el único error grosero de los Verdes –cargarse de faltas- terminó por condicionarlos, de modo que a los 11’ ya habían acumulado su quinta infracción. Pero tres minutos después fueron los de Tierra del Fuego los que padecieron el mismo problema. Sin embargo, Andrade concretó el 2-1 y ese tanto fue el inicio de un pasaje nefasto para Caballito desde el punto de vista de la efectividad. Los de De Nicola encontraron en el arquero Cruz una barrera infranqueable, que contuvo cuantiosas pelotas con destino de red, inclusive tres sextas faltas desperdiciadas por Brundo (dos veces) y Cuzzolino. Mientras, River aprovechó dos minutos claves, en los cuales se colocó 4 a 1 cerrando así el primer tiempo. Gran parte de esa ventaja fue responsabilidad del arquero Cruz, ya que las situaciones de riesgo habían sido parejas.
Pero Caballito no estaba muerto, a pesar de que hasta los 13’ del complemento el tablero seguía indicando el mismo resultado. Es cierto: el Verde había comenzado a desmoralizarse a medida que transcurrían los minutos y otro guardavalla (Torres, que reemplazó a Cruz, en este caso) seguía siendo la figura excluyente del match. Pero en ese instante un descuento de Brundo revitalizó a su equipo, iniciándose un nuevo partido, que tendría un alto dramatismo hasta el cierre. El 4-2 fue el preanuncio de una impresionante reacción de Caballito, que en menos de un minuto logró otros dos goles (Serra y Brundo) para estampar un increíble 4-4.
La euforia fue absoluta en el sector verde, mientras una memorable confusión se apoderó de los Millonarios, que ya celebraban a cuenta. Hasta que una sexta falta cobrada por la dupla de Rosario –que no estuvo a la altura de una semifinal- inclinó la balanza para River. Perpetto (el mejor valor de su equipo junto con los arqueros) la transformó en gol y a los 15’, el 5-4 ya no se movió.
Quedó tiempo, eso sí, para una notable entrega de Caballito, que aún habiendo logrado aquel milagroso empate, siguió incluyendo su arquero-volante (Aostri) y no cesó de poner en aprietos a Torres. El sufrimiento de los fueguinos fue tanto, que faltando un segundo Serra tuvo una inmejorable chance de igualar con el arco vacío, pero no consiguió conectar bien el balón.
Las lágrimas en el rostro de los capitalinos y la locura en los sureños, pintaron el panorama tras la chicharra. River ingresó a la Libertadores. Su rival, con una infraestructura bastante menor, y con varias bajas de consideración (los hermanos Calderón, Guagliardi y Ferrando), aunque no con menor nivel futbolístico, se quedó con las ganas. Pero puso en serios aprietos la confianza de un plantel que ya se creía clasificado con antelación. Caballito murió de pie. Y eso es lo que nunca olvidarán aquellos que vieron este partido.

SALDOS Y RETAZOS
EL PRÉSTAMO DE PINOCHO La dupla arbitral consideró que el buzo de Jonathan Gómez podía confundirse con la camiseta de Caballito y ordenó que el arquero se cambiara su vestimenta. Como no había una adecuada de reemplazo, la gente de Pinocho, que todavía se hallaba en el estadio, tuvo la amabilidad de prestarle un buzo naranja, que habitualmente utilizan los guardavallas del conjunto de Urquiza. En Caballito, valoraron mucho el gesto de sus coterráneos.
LA BOTELLA DE LA DISCORDIA. En el final del primer tiempo hubo una escaramuza de la que participaron jugadores de ambos planteles. Todo empezó cuando le arrojaron una botella plástica a Paolo Cuzzolino y algunos pretendieron contestar la agresión. Pero después de un breve intercambio de insultos, todo volvió a la normalidad.

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