Hasta hace algunos años, Brian Hughes era uno de los apellidos fuertes de la primera de River y su hermano, Yair, una de las importantes promesas del semillero millonario. Sin embargo, hoy, ni uno ni otro están en actividad. Mientras Yair dejó de jugar a principios de la temporada pasada, Brian -después de estar dos años a préstamo- y cuando debía volver a su club de origen, determinó no dedicarse este año al futsal. ¿Qué sucedió para que ninguno de los hermanos pise oficialmente una cancha en 2011? Ellos mismos lo responden.
«Por problemas personales decidi no jugar este año en ningún lado», afirma Brian, que tiene 28 años y diez en primera. «Ya es una decisión tomada. Si soluciono un par de inconvenientes antes de que cierre el libro de pases podría ser, pero no sé...», agrega, aunque el tono de su voz indica (y él lo acepta) que su continuidad es muy complicada. «Se me juntó todo: temas familiares, laborales... Es una lastima pero prefiero enfocarme bien y no tomar responsabilidades que despues no sé si podré cumplir», asegura, como para dejar más que claro su postura.
Con relación a Yair, que está a punto de cumplir 24, la situación es similar, ya que por razones de trabajo y estudio se vio obligado a hacer un paréntesis en el deporte: «A pesar de haber jugado al fútbol toda mi vida hoy me toca trabajar pensando en un futuro, ya que es muy dificil vivir de este deporte tan lindo... planeando formar una familia y estudiando, que hoy por hoy es lo mas importante».
Yair reconoce que justamente por esta cuestión, no estaba rindiendo de acuerdo a sus posibilidades en su última etapa como jugador: «Imaginate, mi día empieza a las seis de la mañana. Entre el trabajo y el estudio termino a las nueve de la noche. Me quedaba un tiempo para ir al club y juro que lo intenté. Pero fisicamente es imposible ya que terminábamos muy tarde y llegaba a mi casa a la una de la madrugada. No tenía descanso y no estaba rindiendo en ninguna de mis actividades».
A pesar de todo, dice guardar un grato recuerdo del futsal: «Mis balances siempre fueron positivos. Hasta cuando estaba lesionado aprendí mucho, porque me dediqué a mirar más. Y ser convocado a la Selección por Christian Meloni hizo que creciera futbolística y tácticamente», apunta, con respecto a una antigua citación para entrenar con el Sub-20. «Igualmente, las lesiones siempre fueron mi rival a vencer y creo que eso me terminó ganando. Este es un deporte donde jugás todo el tiempo al cien por ciento. Si no, lo mirás de afuera. Yo vivía así cada partido, por eso terminaba fusilado y las lesiones me aparecían seguido».
El menor de los Hughes integró el plantel de Ruscica en sus primeros meses con la casaca millonaria, no así Brian, a quien el técnico le comunicó que no lo tendría en cuenta. Según Yair, «nos debemos una charla con Facundo y los dirigentes. Cuando me fui de River mi
cabeza no estaba en orden, por el nivel de stress que tenía, pero ellos se portaron de diez conmigo. Me fui de un día para el otro sin dar explicaciones y creo que ellos lo entendieron pero nunca me lo cuestionaron. Esa charla puede darse en cualquier momento, lo que pasa que nuestros tiempos son muy diferentes, yo tengo una rutina diaria que no me permite ir hasta el club y hablar con él. Eso no quiere decir que algún día lo haga. A él y a los dirigentes les estoy muy agradecido».
El mayor no parece coincidir en este aspecto: «Es difícil que alguna vez vuelva a River. No tengo ganas de hacerme mala sangre. Ruscica, como dijo el año pasado, ya no creo que me tenga en sus planes. Y con respecto a los que están manejando hoy el futsal, si bien no los conozco, por los indicios que tuvieron conmigo, pienso que no podría tener una relación».
En lo que sí hay coincidencia es en que ninguno de los dos siente que sus puertas en el futsal están definitivamente cerradas. Dice Brian: «Me llevo el mejor de los recuerdos, por la gente que tuve la suerte de conocer, por los amigos y por tantas satisfacciones. Obviamente siempre hay cosas que opacan esto tan lindo, pero suma más lo bueno que lo malo. De todas formas, me parece que todavía me queda algo más...»
Completa Yair: «Ni yo sé si esto es para siempre. Quién te dice que por ahí el día de mañana no aguanto más y me pongo en forma. Vestir una vez más la Banda es algo que no muchos pueden hacer, yo estoy mas que orgulloso de eso». Finalmente, admite sentirse reconfortado por la nota: «Te agradezco porque a veces uno sepulta cosas que con sólo recordar un instante, te sacan una sonrisa de nuevo».
La última frase tiene que ver con el reconocimiento hacia la madre de ambos, infaltable en la tribuna ante cada presentación de sus hijos: «Pobre... ahora que ninguno de los dos está jugando, ella es la que más lo sufre».
«Por problemas personales decidi no jugar este año en ningún lado», afirma Brian, que tiene 28 años y diez en primera. «Ya es una decisión tomada. Si soluciono un par de inconvenientes antes de que cierre el libro de pases podría ser, pero no sé...», agrega, aunque el tono de su voz indica (y él lo acepta) que su continuidad es muy complicada. «Se me juntó todo: temas familiares, laborales... Es una lastima pero prefiero enfocarme bien y no tomar responsabilidades que despues no sé si podré cumplir», asegura, como para dejar más que claro su postura.
Con relación a Yair, que está a punto de cumplir 24, la situación es similar, ya que por razones de trabajo y estudio se vio obligado a hacer un paréntesis en el deporte: «A pesar de haber jugado al fútbol toda mi vida hoy me toca trabajar pensando en un futuro, ya que es muy dificil vivir de este deporte tan lindo... planeando formar una familia y estudiando, que hoy por hoy es lo mas importante».
Yair reconoce que justamente por esta cuestión, no estaba rindiendo de acuerdo a sus posibilidades en su última etapa como jugador: «Imaginate, mi día empieza a las seis de la mañana. Entre el trabajo y el estudio termino a las nueve de la noche. Me quedaba un tiempo para ir al club y juro que lo intenté. Pero fisicamente es imposible ya que terminábamos muy tarde y llegaba a mi casa a la una de la madrugada. No tenía descanso y no estaba rindiendo en ninguna de mis actividades».
A pesar de todo, dice guardar un grato recuerdo del futsal: «Mis balances siempre fueron positivos. Hasta cuando estaba lesionado aprendí mucho, porque me dediqué a mirar más. Y ser convocado a la Selección por Christian Meloni hizo que creciera futbolística y tácticamente», apunta, con respecto a una antigua citación para entrenar con el Sub-20. «Igualmente, las lesiones siempre fueron mi rival a vencer y creo que eso me terminó ganando. Este es un deporte donde jugás todo el tiempo al cien por ciento. Si no, lo mirás de afuera. Yo vivía así cada partido, por eso terminaba fusilado y las lesiones me aparecían seguido».
El menor de los Hughes integró el plantel de Ruscica en sus primeros meses con la casaca millonaria, no así Brian, a quien el técnico le comunicó que no lo tendría en cuenta. Según Yair, «nos debemos una charla con Facundo y los dirigentes. Cuando me fui de River mi
cabeza no estaba en orden, por el nivel de stress que tenía, pero ellos se portaron de diez conmigo. Me fui de un día para el otro sin dar explicaciones y creo que ellos lo entendieron pero nunca me lo cuestionaron. Esa charla puede darse en cualquier momento, lo que pasa que nuestros tiempos son muy diferentes, yo tengo una rutina diaria que no me permite ir hasta el club y hablar con él. Eso no quiere decir que algún día lo haga. A él y a los dirigentes les estoy muy agradecido».
El mayor no parece coincidir en este aspecto: «Es difícil que alguna vez vuelva a River. No tengo ganas de hacerme mala sangre. Ruscica, como dijo el año pasado, ya no creo que me tenga en sus planes. Y con respecto a los que están manejando hoy el futsal, si bien no los conozco, por los indicios que tuvieron conmigo, pienso que no podría tener una relación».
En lo que sí hay coincidencia es en que ninguno de los dos siente que sus puertas en el futsal están definitivamente cerradas. Dice Brian: «Me llevo el mejor de los recuerdos, por la gente que tuve la suerte de conocer, por los amigos y por tantas satisfacciones. Obviamente siempre hay cosas que opacan esto tan lindo, pero suma más lo bueno que lo malo. De todas formas, me parece que todavía me queda algo más...»
Completa Yair: «Ni yo sé si esto es para siempre. Quién te dice que por ahí el día de mañana no aguanto más y me pongo en forma. Vestir una vez más la Banda es algo que no muchos pueden hacer, yo estoy mas que orgulloso de eso». Finalmente, admite sentirse reconfortado por la nota: «Te agradezco porque a veces uno sepulta cosas que con sólo recordar un instante, te sacan una sonrisa de nuevo».
La última frase tiene que ver con el reconocimiento hacia la madre de ambos, infaltable en la tribuna ante cada presentación de sus hijos: «Pobre... ahora que ninguno de los dos está jugando, ella es la que más lo sufre».
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